Alice Yuriani Cosio Moreno tiene apenas 13 años, pero ya carga con la determinación de quien sabe que el deporte puede llegar a cambiarlo todo. Es oriunda del municipio de Chigorodó, en el Urabá antioqueño, y aunque sus zapatillas aún guardan el polvo de las pistas de su tierra, hoy pisan con decisión escenarios que antes solo podía imaginar.
En Ibagué, la Capital Musical de Colombia, descubrió por primera vez lo que era subirse a un avión, hospedarse en un hotel de cinco estrellas y convivir con otros niños que, como ella, han decidido correr detrás de sus sueños.
Y ella lo cuenta con la emoción de quien guarda en el corazón cada detalle: “La verdad es que esto ha sido una experiencia súper grande. Le doy gracias a la Escuela de Talentos, porque donde no fuera por este programa, ni siquiera estaría aquí, ni siquiera sabría que esto existe”.
Desde pequeña, Alice encontró en el atletismo un refugio y una pasión. Se enamoró de la velocidad y del salto largo, inspirada en la grandeza de su ídolo, Caterine Ibargüen.
“Yo amo a esa señora desde pequeña”, dice con un brillo especial en los ojos. Y en ese amor se refleja su propia ambición: Volar sobre la arena, sentir el viento en el rostro mientras corre, descubrir que cada zancada la acerca a ser la atleta que sueña.
Cabe resaltar que su historia no se entiende sin mencionar a su entrenador, Edgar Murillo, a quien agradece con una ternura que conmueve: “Siempre me ha apoyado, desde pequeña me ha corregido, me ha acompañado… gracias a él sigo aquí, mejorando cada día”.
Nueve años lleva entrenando, con disciplina y constancia poco comunes en alguien de su edad. Su mirada está puesta en un anhelo grande: Representar a Colombia en Brasil, un país que admira por su belleza, su cultura y su idioma. Lo dice sin titubeos, como quien ya tiene tatuado en el alma un destino: “Quiero ser una de las mejores atletas y representar a mi país allá”.
Pero Alice no se guarda su experiencia solo para ella. Consciente de lo que el deporte le ha brindado hasta el sol de hoy, tiene un mensaje claro para otros jóvenes: “El deporte te puede cambiar la vida. Te puede dar becas, abrirte puertas, ayudarte a estudiar una carrera universitaria. Por eso yo invito a que se unan a un deporte, porque de verdad transforma”.
El agradecimiento es una constante en su relato. Agradece al programa Escuela de Talentos del Comité Olímpico Colombiano y el Ministerio del Deporte por cada oportunidad brindada, por el apoyo que no solo ella, sino muchos niños y jóvenes reciben: La formación, la alimentación, la compañía.
Y lo hace con la convicción de quien sabe que estos espacios no son un lujo, sino una necesidad: “Invito a que sigan apoyando a muchos más niños, porque entre más apoyo tengamos, más podemos crecer”.
Alice no necesita adornar sus palabras para emocionar. Basta escucharla para entender que el Encuentro Nacional de Escuelas de Talento que se cumple esta semana en Ibagué no es un evento más en el calendario deportivo: Es la puerta que se abre para que cientos de niños y jóvenes, como ella, descubran que el atletismo no solo es correr o saltar, sino la posibilidad real de escribir un futuro distinto.
(Prensa COC)