El colombiano Giovanni Urshela, a sus 27 años, empezó a escribir páginas doradas en los Yankees de Nueva York. El pasado lunes conectó el imparable que le dio el triunfo 4-3 a su novena sobre los Angelinos de Los Ángeles.
Su agilidad la comenzó a desarrollar en los polvorientos terrenos de Cartagena a los cuatro años. Cumpliendo esa tradición del Caribe, la de preferir el béisbol sobre el fútbol, Urshela siempre buscó desarrollar su juego, sabía que quería ser deportista.
El guante y el bate comenzaron a ser aliados, aunque, como buen atleta, en sus inicios no distinguió disciplinas y también probó el microfútbol y el baloncesto.
Siempre le gustó la posición de arquero. Una experiencia que, por más amateur que fuera, le sirvió. Los vestigios de esa época se le ven cuando oficia como tercera base y se arroja con fortaleza, tiempo y distancia para poner la bola en el guante. Esos reflejos felinos hicieron que nunca saliera del radar de los Yankees.
En 2007, una lesión de meniscos le quitó la posibilidad de llegar a la novena más tradicional de las Grandes Ligas, cuando ya lo tenían en el radar. Su recuperación tardó una temporada.
Dos años después inició su camino como profesional. Arrancó en la Liga Dominicana de Verano con la filial de los Indios de Cleveland, con quienes hizo todo su proceso de divisiones menores de 2010 hasta 2013.
Ese último año en Cleveland recibió el llamado a la selección de Colombia de béisbol. Luego, en su camino se atravesaron los Azulejos de Toronto, y finalmente el destino cumplió con sus adagios y firmó para los estelares Yankees de Nueva York.
Su habilidad con el guante lo volvió un buen refuerzo, pero en 2018 solamente estuvo en el equipo de clase triple A de la organización, el Scranton Wilkes-Barre Rail Riders.
El buen desempeño en el filial y la lesión del dominicano Miguel Andújar le abrieron las puertas del primer equipo y se convirtió en el segundo yanqui colombiano, pues en 2016 el segunda base barranquillero, Dónovan Solano, llegó a vestir el mítico uniforme a rayas.
“Es un defensor de élite”, señaló Aaron Boone, el mánager de los Yankees, quien se siente cómodo y tranquilo al ver a Urshela moviéndose entre el campo corto.
Esa posición siempre fue su anhelo. En su natal Cartagena creció viendo a jugar a Orlando Cabrera y Édgar Rentería en Grandes Ligas y siempre quiso emularlos.
El lunes comenzó a escribir su historia, tal cual como sus ídolos. Ante los Angelinos, Urshela logró la primera base robada de su carrera en Grandes Ligas, la 18 desde que fue firmado por los Indios en 2008.
No solo brilló al bate, también lo hizo bien con el guante. No se le escapó ninguna bola y protagonizó jugadas donde dejó ver su destreza y reflejos.
En ese juego, conectó el imparable que le dio el triunfo a la novena de Nueva York. Sus números reflejan el gran momento que vive: en 14 juegos suma un promedio de bateo de .297, con cuatro impulsadas, una base robada y cinco carreras anotadas. Tiene un slugging de .405 y un OPS de .777.
Las imágenes muestran a Urshela corriendo presuroso, variando el aire en sus pulmones al conectar la primera base, para luego levantar los brazos al cielo. El motivo era válido: acababa de meter el hit de la victoria de su equipo. Confirmando que es el momento perfecto para que el segundo yanqui colombiano haga su propia historia en las Grandes Ligas.