A sus 43 años, Lucas Glover, es el jugador de moda en la actualidad del circuito norteamericano, con dos triunfos en dos semanas. Aunque la del domingo, el St. Jude Championship, primer evento de los playoffs de la FedEx Cup, es de mucho más mérito.
Pero de haber sido el ganador, en el año 2009, el US Open, primer grande de su carrera y que le colocaba entre los mejores del planeta, cayó a un pobre rendimiento a la hora de embocar la bola y se alejó de su “fama”, teniendo que recuperar la tarjeta del PGA Tour hasta en dos ocasiones, pasando por una infinidad de problemas con los yips.
Los resultados no llegaban, y en dos temporadas tuvo que pelear en las Web.com Tour Finals por mantener su tarjeta del PGA Tour. No haberlo conseguido habría supuesto un desastre para él.
Hasta que por fin comienzan a llegarle las buenas noticias, cuando se puso en contacto con Jason Kuhn, un exjugador de béisbol que se vio obligado a retirarse durante su etapa universitaria, en la que sobresalía, por los yips que también sufren los pitchers.
Cuando Kuhn comenzó a colaborar con Glover, el golfista era 184ª en la clasificación de la FedEx Cup, 147º en el ranking mundial y 199º (de un total de 205) en la estadística de golpes ganados con el putt en el PGA Tour.
La semana pasada se impuso en el Wyndham Championship, un evento de menor entidad pero que supuso su primera victoria desde 2021. Siete días después, rodeado de los mejores del mundo, se llevó el St. Jude Championship, primera prueba de los playoffs de la FedEx Cup.