El Al-Hilal, club de la primera división de Arabia Saudí, pagó más de 90 millones de euros por hacerse con el astro brasileño Neymar. Era el penúltimo ejemplo del poderío y del músculo económico de la liga saudí, que desde el fichaje de Cristiano Ronaldo el pasado diciembre no ha dejado de comprar estrellas procedentes de Europa para alimentar una liga.
Eso en cuanto al impacto futbolístico, pero los saudíes, además, organizaron una espectacular presentación para Neymar en su propio estadio. Y para que no queden dudas de su poder económico, también enviaron al jugador brasileño desde París hasta Riad, en uno de los aviones de la familia real.
La nave es un Boeing 747 de dos plantas, propiedad del príncipe Al-Waleed bin Talal, está valorada en más de 500 millones de euros. Tiene 76 metros de largo, otros 20 de alto y autonomía de vuelo de casi 15.000 kilómetros. Y capacidad para 530 pasajeros. Pero Neymar viajó solo.
En el plano personal, el exinternacional con la selección alemana, Paul Breitner, se manifestó agradecido con el Al Hilal de Arabia Saudí por haberse llevado al 10 de la selección brasilera y no tener que “soportarlo” más en Europa.
“Gracias queridos saudíes por haber comprado al señor Neymar que en los últimos años ha sido uno de los jugadores más falsos bajo el sol. Uno de los grandes jugadores que sólo ha hecho teatro”, dijo Breitner en el programa ‘Blickpunkt Sport’ de la televisión bávara.
“Un falso microbio. Hay que dar las gracias por no tener que soportarlo más”, agregó el exjugador del Bayern y del Real Madrid y campeón mundial con Alemania en 1974.
Preguntado por jugadores como Cristiano Ronaldo, Karim Benzema o Sadio Mané, quienes accedieron ante los petrodólares árabes y dieron la espalda a Europa para recalar en la liga saudí, Breitner también fue rotundo: “¿Y de qué les sirve tanto dinero allí?”.