Hay equipos que marcan la historia. El Real Madrid de Di Stéfano, Puskas, Gento y compañía; el Ajax que tuvo a Johan Cruyff como director de orquesta en el campo, el Báyern de Beckenbauer, Müller, Maier y demás; el Milan de los holandeses, el Barcelona de Guardiola fuera del campo y Messi, Iniesta y Xavi dentro de él.
Y ahora aparece otro Real Madrid, el de Cristiano, Bale, Benzema, Kroos, Modric, con un técnico al que en Colombia miran más con el rencor de haber dejado en el banco a James Rodríguez que con el verdadero reconocimiento a su capacidad. Este Real Madrid que sabe pegar en los momentos justos, que también cuenta con suerte y hoy es tricampeón de Europa, tras vencer 3-1 al voluntarioso pero inexperto Liverpool, un equipo que lo hizo sufrir durante 30 minutos hasta que perdió a su principal figura, Mohamed Salah, por una lesión en el hombro izquierdo que podría sacarlo del Mundial de Rusia (véase nota alterna). Salah se fue tras un forcejeo con Sergio Ramos que era falta y que el juez no sancionó. Pero fue un asunto de mala suerte.
Mientras Salah estuvo en el campo, la final fue mano a mano, e incluso con muchos más coqueteos con el gol de Liverpool. Pero cuando el egipcio se fue del campo, los ingleses sintieron el golpe. Real Madrid también aportó su dosis de dramatismo con la lesión de Dani Carvajal, por un problema muscular que también lo deja en duda para Rusia, pero esa salida no fue tan determinante como la de Salah.
Lo otro que fue determinante fue la mala actuación del portero alemán Loris Karius. Falló cuando Real Madrid hizo gala de su experiencia y se montó en el partido. Ya Isco había estrellado un balón en el palo e igualó la estadística de golpes a los postes tras el remate en el primer tiempo de Sadio Mané. Pero a los cinco minutos, la fortuna se puso del lado blanco. Karius quiso pasarle la bola a un compañero con la mano y la pelota se estrelló en el pie de Benzema y se metió en el arco.
Cinco minutos después, Mané empató el partido tras conectar un balón que le bajó de cabeza Dejan Lovren, pero ese fue el canto del cisne del fútbol del Liverpool. A partir de ese momento, todo fue blanco. La hermosa chilena de Gareth Bale y el 3-1 del mismo galés, que probó desde afuera a Karius y lo dejó en evidencia, sellaron el decimotercer título del Real Madrid. Se les puede discutir lo que quiera a los blancos, pero ya están en la historia. Desde 1976, ningún equipo había logrado un tricampeonato. Y lo ganaron bien.