Decir que a Marcelo Gallardo lo motivan los desafíos, a esta altura, es una obviedad. Cae de maduro después de tantos buenos resultados conseguidos con River en cuatro años de gestión. Se convirtió en un experto en saldar viejas deudas del Millo o incluso personales desde el banco de suplentes.
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Por citar algunos ejemplos de metas alcanzadas: dejar fuera a Boca de un certamen internacional, ganar una Copa del exterior para el club después de 17 años, levantar la Libertadores tras 19 años de sequía; y ya en este 2018, le ganó un título al rival de toda la vida (Supercopa en Mendoza), eliminó a dos equipos argentinos (Racing e Independiente) de la actual Libertadores y se cargó a un brasileño en semis (Gremio).
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Ahora, el Muñeco intentará levantar un nuevo pagaré. ¿De qué se trata en este caso? Ganarle por primera vez a Guillermo Barros Schelotto en un Súper en el Monumental. Sí, justo en la final de la Libertadores. Es que jugó tres clásicos contra el Mellizo en Núñez y nunca le pudo ganar: 0-0 y 2-4 en 2016 (por el torneo local) y 1-2 en 2017. Lo ha hecho en la Bombonera dos veces y en otras ocasiones en amistosos de verano. Pero nunca en Núñez.