El conjunto dirigido por el mexicano Javier Aguirre intentó conseguir la hazaña de quedarse un año más en primera, pero en frente tenía al equipo más difícil del torneo. Parecía imposible en la previa y más sin la presencia de fichas importantes. Enfrentar al Real Madrid de Zidane sin tu goleador, sin tu central más aguerrido y sin tu asistidor estrella, es de por más engorroso, sin embargo, esto no achicopaló al equipo de Butarque que con más amor propio que nada, logró sacarle un empate al campeón.
Repasar el partido solo deja desazón para la hinchada madrileña de Leganés quienes soñaban con alcanzar su quinta temporada consecutiva en primera división desde su ascenso en 2016. Las aspiraciones oníricas empezaron a acabarse al minuto 9 del primer tiempo cuando Sergio Ramos, como con un baldado de agua fría, materializó lo que el grueso de los aficionados auguraban. No obstante, el Leganés sabía que se jugaba sus posibles últimos partidos en la Liga Santander y fue por eso mismo que al finalizar el primer tiempo Bryan Salvatierra consiguió vencer al arquero Areola.
Segundo tiempo, cambios y mentalidad positiva, entró el goleador y se renovó el mediocampo. Sin embargo, el envión de la charla técnica duró hasta que Marco Asensio, como un ocultista, invocó de nuevo el fantasma del descenso en el Municipal de Butarque. Las ilusiones no se apagaban, pero Francisco ‘Isco’ Alarcón en una noche brillante con dos asistencias parecía dilapidar las ilusiones leganesas. Casi sobre el último cuarto del encuentro el marfileño Roger Assalé volvió a encender la esperanza de un equipo sin miedo, pero con fe.
De nuevo el VAR.
Hablar lo hablado sobre las conspiraciones arbitrales que siempre favorecen al conjunto merengue es desperdiciar renglones y valioso tiempo suyo, querido lector. Sin embargo, llamó la atención la desidia con la que el arbitro del encuentro Cuadra Fernández ni siquiera fue a la pantalla de video asistencia a analizar la posible pena máxima. Corría el minuto 83’ y hubiera cambiado la historia de un humilde club. Ganarle al actual campeón en casa, sin la mayoría de sus figuras y salvaguardando el cupo en primera división, sonaba épico.
Leganés no solo dependía de sí
El conjunto madrileño tenía los ojos y la mente en el arco defendido por Alphonse Areola, pero con el alma en Barcelona, donde Espanyol y Celta de Vigo hacían lo propio por finalizar bien esta atípica Liga 2019-2020. El Celta empezó la jornada con solo un punto más que el Leganés, así que los dirigidos por Aguirre debían ganar y esperar que Espanyol hiciera respetar su casa. El final del primer tiempo hizo vibrar las dos grandes capitales españolas, porque el Espanyol marcó y, por supuesto, en Butarque se gritó el gol como propio. Aunque mas tarde el VAR determinó que el gol no era válido por el desvío de la esférica en el árbitro, razón más que suficiente para determinar el gol como no legítimo.
Acaba el sueño de un equipo humilde que se supo mantener 4 temporadas seguidas en la liga de las estrellas, como romántico del fútbol sufrí con el empate devastador de hoy en Madrid. La pertenencia con la que los leganeses enfrentaron al campeón fue emocionante, pensar que por un momento los chicos podrían cachetear a los grandes es lo que hace espectacular este deporte, sólo que esta vez no fue la ocasión. Real Madrid no tenía nada que perder, pero tampoco nada que ganar, caso exactamente contrario de su rival que sin perder, perdió todo.