Lionel Messi acabó algo mosqueado el partido del Wanda Metropolitano. Demostró haber perdido el miedo a recibir un golpe en el brazo derecho. Se rompió el radio hace un mes, justo el día que el Sevilla cayó en el Camp Nou (4-2) y precisamente la noche que el argentino firmó 20 minutos de un fútbol sensacional, con acierto ante la portería rival y precisión para asistir a sus compañeros. Es máximo goleador en LaLiga (con Luis Suárez, nueve goles) y en Champions League, donde suma cinco.
Ante el Atlético de Madrid (1-1), Messi firmó un partido más que correcto, aunque sin el toque de balón preciso para poder sorprender. “Poco a poco lo irá recuperando, es algo normal”, aseguraron ayer desde el vestuario azulgrana. Pese a tener opciones de poder buscar la portería de Jan Oblak, nunca tuvo una opción real de poder marcar; eso sí, asistió a Ousmane Dembélé para que empatara el partido y celebró el argentino el gol con rabia tras abrazar al francés.
“Ha ido cogiendo confianza y estará en condiciones de afrontar el tramo de partidos hasta que pare la competición por las Navidades”, opinan los que están cerca de él y consideran que “los próximos partidos serán importantes para que siga afianzándose y ante el Espanyol, en dos semanas, habrá recuperado su toque e instinto”.
Lionel Messi volverá mañana (11:15) a los entrenamientos con sus compañeros. El martes volará a Eindhoven para medirse al PSV, partido en el que el equipo debería certificar el primer puesto de grupo de la Champions y aparcar esa competición hasta el mes de febrero.