El madrileño Carlos Sainz ganó el GP de Singapur, su segunda victoria, desde la pole y con una gestión propia de los mejores campeones. Venció sin el mejor ritmo y sin el coche más rápido en la fase final de la carrera.
Para lograrlo utilizó la defensiva en la que se ayudó de Norris para contener a dos Mercedes furiosos con neumáticos nuevos y muchísimo peligro. Carlos remató con el triunfo, su segunda victoria y la 34 para España en el Mundial.
Carlos en la salida defendió muy bien la pole sin aspavientos, Leclerc salió con la llanta blanda (el resto de favoritos, con la media), así que en plena arrancada ya se había comido a Russell y guardaba las espaldas a su compañero. Apenas hubo movimientos alrededor de Hamilton, que se coló en la primera frenada y luego debió devolver la posición a su compañero y Lando Ahí, Ferrari se posicionó: ordenaron al monegasco que dejase ir a Sainz.
En la vuelta 19 debió salir el coche de seguridad, parada obligatoria para todos. La de Sainz fue limpia, tras él, Leclerc prosiguió con el trabajo de escudero y dejó marchar al madrileño para que el margen fuera holgado.
Por su parte, Max Verstappen se quedó fuera con sus duras usadas, pero el Red Bull fue más bien un sparring para el resto y en pocas vueltas desapareció del camino.
Para las últimas vueltas, Sainz entendió que los Mercedes le llegarían, así que, en vez de intentar marcharse, optó por defenderse. Mantener a Norris, segundo, a menos de un segundo de su Ferrari para que pudiera tener DRS en las rectas, y ni Russell ni Hamilton le superasen tan fácilmente.
Sainz cruzó la meta y gritó, Norris, segundo, se fundiría en un abrazo con su amigo al llegar al antepodio. Hamilton, tercero, celebró un podio que no se esperaba gracias al error bajo presión de su compañero. Red Bull dejó de ganar, sin embargo, Verstappen remontó hasta el quinto puesto.